jueves, 12 de noviembre de 2020

viernes, 26 de junio de 2020

TÚ POR MÍ, YO POR TI

Para Viernes Creativos del blog Elbicnaranja, Ana Vidal nos propone escribir una historia inspirada en la imagen de Cheyenne Randall.

TÚ POR MÍ, YO POR TI

Siempre estuvimos juntas, casi desde preescolar. No sé quién más influía en la otra, ni quién de las dos tuvo la idea de tatuarse. Empezamos con una flor pequeña en un lugar escondido del cuerpo, luego nos envalentonamos y fuimos añadiendo tattoos. Creo que era por partido de tenis perdido o ganado, no lo recuerdo; el caso es que llenamos nuestros cuerpos de maravillosos tatuajes. Cuando le dimos al tabaco y al alcohol nuestra relación empezó a cambiar. Mi madre me decía que Lisbeth tenía muy mala influencia sobre mí, que dejara de verla.
No fue necesario. Se adentró sola, cada vez más, en el lado oscuro hasta ser engullida por un agujero negro.

NOVIAS DE FOTOGRAFÍA



Para ENTC (Esta Noche Te Cuento), Juan Moran nos invita a escribir una historia breve sobre el arte de la fotografía.

NOVIAS DE FOTOGRAFÍA

Después de una travesía que se hizo eterna y no sin contratiempos, por fin el barco entró en la bahía de San Francisco. Hacía semanas que mis compañeras de viaje y yo habíamos dejado nuestro Japón natal para ir al encuentro de los que serían nuestros futuros maridos, durmiendo hacinadas en camastros en la entrecubierta. Al llegar al puerto nos instaron a bajar rápidamente; mi petate en una mano y la foto de mi prometido en la otra descendí por la pasarela mirando el muelle donde una masa de hombres esperaban impacientes.
Por medio de un megáfono clamaban los nombres de las pasajeras para que acudieran al control: «Yoshiko Omiya, Hana Uchida..., Shizuko Kudoh». Al oír mi nombre me dirigí al puesto a entregar mi documentación. Fue entonces cuando me presentaron a mi novio.
Un anciano desdentado, arrugado como una uva pasa, que por lo menos me doblaba la edad, se acercó a mí con ademán de ayudarme. Nada que ver con el joven apuesto de la fotografía que posaba ante un flamante coche.

domingo, 14 de junio de 2020

REGRESO A LA TIERRUCA


REGRESO A LA TIERRUCA

La nariz pegada al cristal de la ventanilla del tren mi hermano y yo mirábamos cómo desfilaba el paisaje ante nuestros ojos de niños. Verde, todo era verde como nos lo había contado nuestra madre; verdes los prados, verdes las colinas, verdes las montañas y al horizonte una línea azul, el mar. Bajé la ventanilla y aspiré el olor a brisa marina.
Era mediodía cuando llegamos al pueblo. El reencuentro de mi madre con su hermana, después de muchos años, hizo que de mis ojos brotaran unas lágrimas que no pude contener. Luego mi tía nos agasajó con una comida típica, un buen cocido montañés guisado a fuego lento en la cocina de leña y de postre una cuajada que endulcé con miel de brezo. Con ese sabor dulce en la boca me fui a descansar del largo viaje. Al arroparme, mi madre me murmuró: «mañana iremos a ver el mar».

H 205




Para Viernes Creativo del blog Elbicnaranja. La fotografía es de Ocean Ramsey.

Azul marino,
lo ínfimo y la bestia 
acuático vals.